Tuve ganas de decirle, pero no le dije nada [me pareció que quiso decirme
algo, pero no sé por qué no di lugar a palabra alguna]. Quizás me escuchó
igual, quizás vio mi cuadro de Gaudí a unos metros de la foto del Che Guevara,
sacada en 1959 por R. Corrales, o el de Miró colgado arriba del saxo. Quizás
se detuvo en mis libros de Cortázar [leí “Rayuela”, siempre me quedó
pendiente leerlo de la otra manera… estoy seguro que tenía mucho para
decirme. ¿no se habrá animado a tirar la piedra?], de Jostein Gaarder, o en mis
compacts, o en mis fotos…
Tal vez sólo vio el collage formado entre los apuntes y la ropa sobre la
alfombra [si pensaba que su cuarto era reflejo de su psiquis, hubiese pensado
sólo en irme]. Creo que no pensaba en otra cosa que no fuera en la puerta de
salida. Lo invité a tomar unos mates [lo toma con miel hecha por un pariente de
Pringles (ella es de Bahía Blanca). Unas papas Pringles ¿no tendrá?]. [Me sigue hablando, entierra la bombilla y me sigue hablando de sus odiseas en la
búsqueda laboral, se siente desorganizada. Y claro, vive en el caos, soac,
scao, csoa, saco, cosa… acaso el caos la acosa?].
_ ¿Querés comer algo?
_ No. – y se prendió un cigarrillo en el patio. Procedí a mostrarle mi palta
plantada en un pote de helado. No sabía de qué hablarle. Le dije que yo no
fumaba [ya es la segunda pava], [voy a preguntárselo], [sigue hablando,
gestuando, mate en mano…], necesitaba aire para tocar el saxo, fumé cuando
era más chica pero me asqueé.
Decidí cambiar de tema, quería que me dijera algo. [Tiene una tortuga
acuática rara… le da camarones disecados].
_ ¿Te gusta mi tortugo?
_ Me gusta más la caparazón. [¿Se lo pregunto?].
_ Sí, es artística. Qué casualidad, me la compré por su rareza.
_ Causalidad. Te gusta lo artístico.
_ Buena afirmación [¿fue una pregunta mal entonada?]. Una vez hice un
trabajo de simbolismos en la escuela. La profesora me dijo que si lo presentaba
como ella me decía, me ponía un diez. Hice todo lo que me pidió, dejé el
trabajo y me fui al patio a sentarme al sol. Volví y estaba todo pisoteado. Borré
las huellas con goma de borrar. Me retó por descuidada. Discutimos la nota.
_ ¿Y? ¿Te puso un diez?
_ Sí, aunque no era mi objetivo porque yo ya había disfrutado hacerlo, me
gusta el arte, eso es todo. Lo mismo pasa cuando escribo, lo mejor nunca
responde a la frase “Escribir implica un 90% de transpiración y un 10% de inspiración”, sino que al revés. Me voy por las ramas cuando hablo de estas
cosas… perdoname.
Hace rato que noto como que me querés decir algo…decime con ganas,
eh.
_ …
_ No me mires así, sabés que me molesta. ¡Hablame! ¡Decime algo! Ni
siquiera sé quién sos, creo que de mí ya sabés bastante… No vas a hablar,
¿no? Por experiencia te voy a decir que es mejor decir, hablar las cosas. Así no
quiero jugar más. El silencio es hermoso a veces, pero el tiempo… Bueno,
basta, yo así no sigo. Perdiste. […]
_ ¿Tenés unas papas Pringles?